Derrochando la
soledad.
Si alguna vez has de
leer esto, entenderás el desequilibrio de mis palabras, en donde uno no puede hacerse cargo de ciertas
cosas. La vida cíclica nos lleva dando vueltas en mundo en el cual no para de
girar, ¿y qué podremos hacer?, no tengo la respuesta para esta incógnita. Tan
solo debemos divagar con el viento, y sumergirnos hacia el lado desconocido de
cada uno. Podemos escribir hasta que se acabe la última letra, y derrochar
nuestras almas para entretenernos con el destino, ese destino tan cercano y a
la vez tan lejos, en el cual nunca podemos deducir que nos aguardará en el día
de mañana.
Ya sé, estas palabras
quizás no lleven a nada, y es que en la nada misma hoy me encuentro merodeando,
disperso mis brazos hacia la nulidad en sí misma, y tan solo el viento ha de
esperarme allí, con su cuerpo invisible carente de espíritu, pero vivo…
Mi sonrisa se ha
desdibujado y la tristeza es mi compañía, algún día la expulsaré.
Espero que entiendas,
los momentos oportunos pasan una vez en la vida, quién se da el lujo de
rechazarlos, no puede entender la existencia de los seres por sí mismos.
Algún día el destino
nos pondrá frente a frente, ese destino, tan cercano y tan lejos… a la misma
vez.